lunes, 28 de octubre de 2013

Por Pablito

La existencia resulta a veces tan  insignificante, vacía, efímera, deliberadamente desaprovehada que nos olvidamos de todo lo que hay fuera de nosotros - entes-. 

Y así como es, llega un fue.  Caminas un día entre Carlitos y los angelitos, pudiendo rastrear entre el polvito panteonero los momentos en el pasado en que dejaste de vivir por tristeza, soberbia o ingratitud... y no es hasta ese instante cobarde, que eres capaz de hacer pacto y trueque con la Catrina: suspiro por respiro; todos aquellos que dejaste de dar para regalárselo a cualquiera de esos bebitos y obsequiarles un mínimo - o máximo según tu grado de desperdicio- de felicidad eterna. 

Desde el alma, una disculpa a los angelitos por el tardío descubrimiento. 

viernes, 18 de octubre de 2013

De almendras amargas


En un modo memorable todo me remite a ti, ¿Sería justo tratar de numerarlo?:  el Márquez de mi mesa, las finitas cintas de colores en las páginas, el parque de la otra esquina, la boca de chocolate, mi perra en celo, el cielo rosa en soledad, los laberintos de las calles y la población colérica -e ilusa- intentando decifrarlos... 

Me remite por que quiero, por libre antojo, por bruja egoísta,  por que poseo la convicción firme de que la mente amarra y mantiene cerca, que el recuerdo es vida cuando se reconstruye desde el alma y esquiva cualquiera de tus -ya probados- métodos de escape. 

Si no tiene principio ¿porqué habría de aceptar el fin? Si los deseos me fluyen desde lo más recóndito del ser, volar, cimentarme, obsequiarle realidad, coexistir, convertirme en tu más bendito súcubo ... Quién suelta qué hasta dónde. Por qué. 

*Te escribo desde la raíz de mayo, de donde fueron colgando apresuradas almendras amargas. Porque a saber (sí que lo sabes):  partiendo de tus estrellas de octubre, desde la grada blanca, la Fridita abandonada, o tu besito empapado de sonrisas, éstas letras no serían. 

Puntos suspensivos.